Mi Soledad Contigo

Lejos de ti, sepultado por el tiempo
que de ti me ha separado,
veo sombras de amores que no son amor.
Me asfixian los suspiros falsos,
me ahoga ver
abrazos sin pasión,
miradas sin pureza,
sonrisas que esconden secretos.
Me hieren las espinas
de las rosas
con pétalos manchados por la sangre
de corazones rotos.
Me atormenta esa luna
que veíamos de la mano,
y que, ahora que debo
compartir su soledad,
se burla de mí.
Las estrellas, 
dueñas de promesas hechas al aire,
tiemblan y dudan:
no saben si la luz que envían
lastimará más ilusiones.


Y esas sombras de amores que no son amor
me devoran.
Me escupen después al silencio,
a la soledad perfecta
que tortura mi alma.
¡Mayor tortura son los murmullos
que me asaltan enseguida!
Sombras con voz y con vida
que se arrastran a mi lado,
intentando aparentar esa alegría
que sólo a ti y a mí nos pertenece.
Pálidos, 
oscuros,
estúpidos intentos.


Sólo las perlas
que mi mano le quitó a tus ojos
me traen esperanza,
me recuerdan la verdad.
Me devuelven a esa soledad
que quiero contigo,
me regresan a esas olas
que acariciaban nuestros pies
cuando mis labios
besaban tu frente.
Rompen las cadenas 
que me atan a mi suelo
y me lanzan en un vuelo hacia ti,
desafiando al tiempo.
Me sumergen contigo
en un mismo espacio
y nos dejan solos
contra el mundo.


Las sonrisas que me has dado
te ponen sobre mis hombros
y nos dan la fuerza
del mar.
La ternura de tus ojos
es mi espada,
la dulzura de tus manos
es mi escudo,
la belleza de tu alma
es la llama
que inspira mi vida.
Nuestro amor que es amor
es mi verdad.
Cada recuerdo me da la alegría
que a ti y a mí nos pertenece.
Dulces,
hermosos,
eternos recuerdos.


Con los ojos cerrados al mundo,
vuelvo a la soledad
que sólo quiero contigo.


Y ahí estás tú.

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