Mereces más que unas palabras
escritas con prisa
en una página.
Mereces más que un poema
imperfecto y pobre,
indigno.
¡El mundo entero
debería ser tuyo!
Pero yo, amor mío,
no puedo darte el mundo;
sólo puedo darte
un corazón enamorado,
un hombre que te sueña,
un alma que te adora,
un poema que te canta...
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