Te cantamos a ti

Te tengo lejos, 
mamá,
y no puedo darte
una flor, no puedo
abrazarte y sonreírte
y mirar contigo el amanecer de este día
que celebra tu amor.

Hoy he vertido lágrimas
de añoranza,
porque extraño el calor
de tus brazos 
y no puedo tenerlo
junto a mí.

Y sin embargo, mamá,
sí estás aquí,
porque en mí llevo 
tu recuerdo;
lo llevo cincelado en el alma.
Estás aquí,
porque en mis oscuras
noches de soledad
escucho el murmullo
de tu voz que me consuela
y siento la suavidad
de tus manos
correr entre mi pelo.
Estás aquí, 
porque oigo el eco
de tu alegría
cada vez que yo sonrío,
porque sigues hablando
en mi conciencia
cuando la vida me ofrece
dos caminos.

Por eso quiero que escuches
tú esta canción
que ahora las Musas me van dictando,
que sopla a mis oídos
un aliento divino
y que la naturaleza entona
a una voz mientras
se va tejiendo sobre el papel.
¡Te cantan, te cantamos a ti, mamá!

Escucha, le cantan a la ternura
de la primera mirada 
que me diste
cuando me acunaste,
cuando besaste mi frente,
temblando de cansancio 
y casi de temor
ante la fragilidad 
que acababa de llenar el aire
con sus sollozos.
Le cantan al cariño
que curó mil heridas
con una caricia
y que me levantó 
del suelo un millón de veces
con las palabras mudas
que florecían en tu rostro
y en tus ojos.

Escucha, le cantan a la paciencia
que me ha visto crecer
poco a poco,
que me ha visto perder y ganar,
reír y llorar, sufrir y gozar.
¡Le cantan a los ojos 
que me han visto vivir!
Escucha, le cantan a las horas
de sueño que has perdido
al costado de mi cama,
a los instantes de vida
que hemos ganado
arrodillados frente 
a un viejo crucifijo,
dando gracias con los párpados cerrados
y las pupilas humedecidas.

Escucha, le cantan al cansancio
que olvidabas cada tarde
para hacer mi voluntad
y cumplir mis caprichos,
a esa blancura de devoción
que adorna a veces tu cabeza,
a la sabiduría que me habla
desde tu interior,
que recuerda el pasado
y que logra a veces ver el futuro.
Escucha, le cantan a tu alma,
le cantan a papá, a los dos y al uno,
le cantan a la eterna armonía
de sus voluntades
que ha dado vida y amor,
que es vida,
que es amor.

¡Te cantan, te cantamos a ti, mamá!
Le cantan al ejemplo 
que me has dado,
a minutos que no has 
dejado escapar,
a la vida que
aún no llega
y a la eternidad
que en el horizonte
espera.
Le cantamos al amor
que ha alumbrado tu vida
y que alumbra la nuestra.
¡Te cantamos a ti, mamá!

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