Supongo que todos hemos sentido alguna vez que somos más fuertes que el resto, y que podemos vencer cualquier obstáculo que el mundo nos ponga enfrente. Hemos creído que tenemos la energía suficiente para conquistar el mundo, que podemos soñar lo imposible y que incluso eso se quedará corto ante lo que nos sentimos capaces de realizar. Tal vez sea algo específico de la juventud; ante nosotros se abre el panorama nuevo de la vida y sentimos que nada puede oponerse a nuestra voluntad. Al menos, eso es lo que yo siento a veces.
Sin embargo, en muchas otras ocasiones el futuro me da miedo. La incertidumbre de no saber qué va a ser de mí en dos años, en cinco años o en diez me asusta. Y no es que no tenga claros mis ideales, ni que no tenga más o menos definido un proyecto de vida en todos sus aspectos. Sé lo que quiero de mi vida...pero no sé si seré capaz de lograrlo. No sé si podré llegar tan alto como quiero, si podré lograr todas las metas que me he propuesto. Me da miedo ir perdiendo poco a poco, aunque sea involuntariamente, el contacto con la gente que quiero. Me da miedo fallarle a las personas que tanto me han dado. Me da miedo perder una vida que he luchado tanto por ganar...
No sé cuál de las dos actitudes es la correcta. Supongo que ninguna de las dos...como en muchas cosas, quizá lo mejor es encontrar el "justo medio". No sé si alguien más comparta estos sentimientos. Como siempre, escribo simplemente para compartir lo que pienso. Y si alguien se siente identificado, puede ayudar a llegar a una mejor conclusión que ésta.
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