La Silla del Águila

El aspirante a la presidencia de México Enrique Peña Nieto nos dejó apenas con un acto que da pie a la imagen que se tiene en muchos lugares de los mexicanos. Pretender que es un incidente aislado que no tiene nada que ver con su imagen dentro del país o con la imagen de México dentro de la comunidad internacional no es más que un autoengaño. Basta mencionar que mientras los periódicos nacionales publicaban la noticia (¿o más rápido, quizá?), "El País", el periódico no deportivo de mayor difusión en Epaña, publicó también un reportaje titulado "El candidato presidencial que no es capaz de citar tres libros que le han marcado". Y es que en verdad es increíble que alguien que aspire a tomar las riendas de nuestro país cometa semejantes errores. Tal vez el incidente tiene un poco de justificación para Peña Nieto; tal vez, presa del nerviosismo, realmente confundió a Krauze con Fuentes. Pero yo, sinceramente, lo dudo mucho. Para mí, este hecho debe dejarnos boquiabiertos, extrañados...o hasta escandalizados y ultrajados.


Se me hace irónico que el libro que fue la causa de todo esto fue "La Silla del Águila". Y es que es precisamente esa silla, la silla presidencial, la que Peña Nieto busca obtener en las elecciones del 2012. Permitir que llegue ahí está en manos de nosotros, los ciudadanos mexicanos. ¿Realmente queremos que algún día pueda decirse que nos gobierna y nos representa un hombre que no recuerda los libros que han marcado su vida? Si no los recuerda debe ser porque ha leído muy pocos y porque no les ha puesto siquiera la atención necesaria. Si no los recuerda debe ser porque no le interesan ni la lectura ni la cultura. Si no los recuerda es porque vivimos en un país en el que cada persona lee en promedio 2.9 libros al año. Si no los recuerda es porque nuestra sociedad le da tan poco valor a esta riqueza que cualquier ignorante puede llegar a esa "silla del Águila".


José Vasconcelos, rector de la UNAM y secretario de Educación Pública de México a principios del siglo XX, dijo en una ocasión la siguiente frase: "La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral." Creo que está claro lo que quiso decir y cómo puede ser aplicado en este caso. Clarísimo. No podemos erradicar la corrupción y la violencia de nuestro país sin un verdadero cambio en la educación, en una educación integral que cuide tanto del desarrollo intelectual como del humano y del espiritual. Una sociedad sin cultura y sin valores está condenada a destruirse a sí misma. Y si encima ponemos al frente de ella a una persona a la que le gusta "leer telenovelas" y que no se acuerda de los libros que ha leído (si es que en verdad los leyó, claro)...¿a dónde vamos a llegar?


No quiero desprestigiar a Peña Nieto. Tan sólo pretendo hacer todos los cuestionamientos que ya he planteado. México es un gran país; no podemos dejarlo en las manos de cualquiera. Es responsabilidad de todos, como ciudadanos, alzar la voz cuando sucede algo como esto. Ayer escribí sobre la grandeza que demuestra a veces la sociedad mexicana. Esta sociedad merece mucho, y tenemos el derecho de exigirlo. Hay que tener tanto cuidado al votar...

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