Consumismo Decembrino

Se acerca la Navidad. Pocos días nos separan de uno de los eventos más importantes y hermosos del año. Y sin embargo, hay mucha gente que odia esta temporada. Si lo vemos desde una perspectiva superficial y puramente materialista, probablemente tendría que conceder que Diciembre es el peor mes del año: el consumismo alcanza niveles que rayan en lo absurdo; las filas en las tiendas y en los centros comerciales se prologan indefinidamente; lo único que le preocupa a la gente es si recibirá tal o cual regalo, o si para la cena de Navidad se le ve mejor este traje o aquél otro; se gastan cantidades increíbles de dinero comprando comida y regalos que acabarán en la basura días después, sin contar lo que se gasta en adornos inservibles y luces que se ven bien pero a largo plazo perjudican más. Todo esto sin mencionar, por ejemplo, cómo tradiciones tan hermosas como las Posadas se ven degradadas y se convierten en sinónimo de borracheras. Lo que debería ser una época de sencillez y paz ha sido transformado por la sociedad en el más ridículo frenesí de consumo y egoísmo. Y sí, esta corriente que nos ofrece la Navidad como el triunfo del consumismo, del materialismo y del egoísmo debe ser rechazada.

Tristemente, hay personas que dicen que "odian la Navidad". La verdad, yo esperaría que al decir eso se refieran a que no les gusta la cultura consumista que se ha creado alrededor de este evento tan importante, y no a que de verdad odian la Navidad. El significado de esta fiesta va mucho más allá de regalos, renos y muñecos de nieve.

Hace 2011 años (unos más, unos menos...) ocurrió uno de los más extraordinarios acontecimientos en la historia de la humanidad. Los católicos creemos que Dios mismo se hizo hombre y que nació en Belén, en un pesebre, en la pobreza y dándonos ejemplo de humildad y sencillez. Creemos que, a partir de ese momento, la balanza de la salvación humana se inclinó irremediablemente hacia un lado. Creemos que en esa "primera Navidad" dio inicio una nueva era para la humanidad, marcada por la vida de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y su Resurrección. Creemos que hace más de dos mil años fuimos iluminados por un Dios que nos dejó un testimonio de Amor y de esperanza. Los que no son cristianos reconocen en este acontecimiento un hecho histórico que marcó al mundo. No por nada la historia se divide en los años "antes de Cristo" y "después de Cristo". Reconocen el nacimiento de un hombre extraordinario que con su vida, su ejemplo y sus enseñanzas creó un movimiento que revolucionó las vidas de miles de millones de personas.

La Navidad es, simplemente, recordar este hecho. ¿Por qué habría alguien de odiar el festejo de un cumpleaños? Estoy de acuerdo en oponerse al materialismo y al egoísmo; pero es que la Navidad es precisamente lo contrario. La Navidad debe ser una época en la que se respire una atmósfera de paz, de generosidad de felicidad. Jesús, al nacer, nos dio ejemplo de humildad y sencillez. En Navidad, lo ideal sería seguir este ejemplo, y no rodearse de cosas materiales innecesarias con el propósito de aparentar ser más de lo que somos. La mayoría de nosotros lo sabe, la mayoría va a la Misa del 24 en la noche, la mayoría canta villancicos y se da regalos y vive Diciembre con una sonrisa pintada en el rostro. Recordemos la verdadera razón de esta sonrisa: que, una vez más, tenemos esa grandiosa prueba de que el Amor es lo único que mueve al mundo, lo único que nos une nos impulsa a mejorar. Ojalá, en esta Navidad que se avecina, todos podamos comprender un poco mejor su verdadero sentido, y así dejar que el amor entre a nuestras vidas y las transforme para siempre.

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