Nada (en verso)

Este suspiro que exhala la noche
es ya un suspiro que se ha perdido
en el tiempo, sólo uno más en el derroche
de ilusiones de los que hemos vivido.


Llueve. El agua cae del cielo
y se roba los sueños sin raíces.
Extiende frente a mis ojos como un velo
la inmensidad de sus luces grises


y priva a la humanidad de sus ideas,
y los convierte en autómatas sin mente,
sin amor, sin libertad y sin sus luchas,
en letargos de cansancio indiferente.


Desaparecen las estrellas del firmamento
bajo una niebla negra de muerte,
¡de la muerte del hombre y del pensamiento!
Esa niebla que, con voz muy fuerte,


llaman sociedad y llaman mundo.
¡Valiente mundo, terrible y maldito,
que nos arrastra hasta lo más profundo
y nos arrebata el alma, dejando animal instinto!


Nos priva de inocencia y de clemencia,
nos quita la vida poco a poco, lentamente.
"Muerte," nos dice al oído, "odio y violencia.
¡Olvida al amor, que eso no existe!"


Nubla caminos, desenfrena las pasiones,
ciega los ojos a la eterna verdad
que se oculta para ser vista en los rincones
más pequeños e insignificantes de la realidad.

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