Vida, estamos en paz

Bueno, me he enterado de que hoy es (otra vez) el fin del mundo. Realmente una tragedia...vamos a morir, se ha acabado todo. ¡Pero es que vamos, por Dios! Si se hubieran cumplido todas las predicciones del fin del mundo, la del 2012 no sería la muerte (o el nacimiento, qué sé yo) del Quinto Sol, sino del cuadragésimo octavo, o algo así. Me impresiona que aún haya gente que se crea todos esos supuestos análisis de la Biblia o de calendarios de culturas antiguas que establezcan una fecha para el final del mundo. Ya si se quiere hacer eso, es decir, el ponerle fecha...podemos decir que dentro de no sé cuántos millones de años, cuando el sol se extinga, se va a acabar el mundo. Todas las demás "predicciones" caen en el absurdo, de verdad.


Y sin embargo, quizá podamos sacar una enseñanza de todos estos finales del mundo. Mucha gente se pregunta qué haría si supiera que se va a morir tal día, o que el mundo se acaba mañana. Hay algunos que dicen cosas absurdas: que se emborracharían, o ese tipo de cosas que consisten en dar rienda suelta al animal que se lleva dentro. Otros dicen cosas con más sentido: que pasarían el día con la familia o con amigos. Yo digo que no haría nada especial; seguiría viviendo mi día como si fuera cualquier otro.


Esto puede parecer absurdo, pero es en realidad lo que yo haría. Creo que he vivido mi vida al máximo. Sí, he cometido errores, lo admito...pero no he dejado que pase tiempo sin solucionarlos. Al cometer un error, hay que actuar de inmediato para remediar las cosas, precisamente porque no sabemos cuánto tiempo tendremos para hacerlo en un futuro. He sido feliz: la vida (Dios) me ha dado muchísimo, y yo creo que a pesar de todas mis faltas, lo he aprovechado bien. He tomado cada momento y lo he vivido con pasión, con ahínco. He sido fiel a mis ideales. He tenido amigos, he disfrutado de miles de momentos en compañía de ellos. He vivido codo con codo la vida diaria en compañía de mi familia. He amado, en su sentido más amplio. Con esto último basta. Como dije en otra entrada, la medida de mi felicidad es que he amado la vida y he vivido el amor, y con eso me ha bastado para ser inmensa y plenamente feliz. No sé si el mundo se acabe hoy, mañana, o si me acabe yo antes que él. Sólo sé que podría decirle a la vida (y a todos los que me rodean), como dijo aquel poeta: "Vida, nada te debo; vida, nada me debes. Vida...estamos en paz."

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