Antes y después del infinito,
Lejos y cerca del latido de mi corazón
Está tu eterna sonrisa. Inscrito
En el eco de mi respiración tengo tu nombre.
Eres tú esa gran y bella prisión
Que elegí con la entereza de mi libertad.
Un soplo eres tú, una canción
Infinita que me sostiene, bastión en mi soledad.
Eres baluarte y espada de mi pureza,
Una rosa bañada de rocío en primavera.
Ocaso de mis penas, de mi voluntad firmeza:
Muero, ¡por ti el cielo quiere que muera!
Un sólo momento me hace falta para
Confesar lo que he callado desde el primer instante.
Heme aquí, indefenso y pobre. Ahora
O nunca. En tus manos estoy, como está el navegante
A merced de los vientos y las olas.
Ha faltado valentía, mas ahora, vida mía,
He venido a disipar estas torturas
Que la vida ya me inflige cada día.
Esperaré, esperarás...pero el saber
Que el horizonte nos espera
Será fuerza en la lucha por no perecer,
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