Horizonte

El sol se ha puesto, por vez primera, en mi horizonte,
He recibido ya la palidez de los rayos del ocaso;
Me envolvió el frío desde que el astro candente
Apartó de mí su rostro bondadoso.

Los pájaros sencillos han dejado de volar,
Asustados tal vez por la naciente oscuridad:
Cesaron de alegrarme con su rítmico cantar
Y me dejaron sumido en terrible soledad.

Sobre mi mundo se cernió una triste quietud,
Un silencio digno de un sepulcro infernal
Que heló mi corazón, latiendo antes al compás de un laúd,
Y rompió un antiguo encanto casi celestial.

El tiempo transcurría con parsimonia en
Aquella sombra de vida, un falso reflejo
De la de los que con perfección existen,
Transparente, lejano…como un espejo.

Y después…salió la luna.

Besaba mi cara con su luz de plata,
Acariciaba el horizonte con su pálido resplandor
Y se alzaba en el firmamento brillante y quieta,
Pero habiendo surgido casi con temor.

Con temor, porque hay diez mil rumores
De que ella hace que los sueños florezcan,
De que desborda la imaginación de los autores,
De que causa que las pasiones crezcan
Y que la ternura y la pureza eleven el espíritu…
Y tenía miedo de que yo cayera en ese engaño.

Y es que yo, ¡inocente, iluso!, había ya
Sucumbido como ciego a la mentira,
Había dejado que el error hiciera mella
En mis ideales, y había perdido de la mira

La verdad que ya había encontrado.
Dejé que mis sentidos se perdieran
En el mar de su resplandor dorado.
¡Tonto de mí!, dejé que mis ideales se escondieran.

La puse allí, elevada junto a la luna,
Entronada en el horizonte,
Sin ver aquello que se ocultaba tras el escudo de la diosa Fortuna
Cual planicie que yace tras un monte.

No quise verlo, y cuando se iluminó la verdad,
Mi mundo, en una trágica ironía
Se sumió en la más profunda oscuridad;
Sólo la luna, triste, me sonreía.

¡Pero todo eso ya ha pasado!
Es un recuerdo, una memoria…
Son las cenizas de un fuego apagado
Que ya no puede contarme ninguna historia.

Hoy espero aquí, inmóvil,
Buscando algún destello que ilumine mi horizonte.
¿Se asomará alguna vez aunque sea un resplandor débil
Que me haga de nuevo levantar la frente?

¿Podrá volverse a materializar un sueño
Que restituya la fuerza y la esperanza?

Espero que mi luna pueda darme una respuesta;
Que devuelva, por el honor que realza su esplendor,
La mirada silenciosa y suplicante
Que le doy mientras regresa al horizonte.

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