Escucha mi Silencio

Mírame, pequeña mía, escucha mi silencio.
Aquí estoy, contemplándote por vez primera,
reteniendo entre mis manos a este tiempo, necio,
intentando que sea eterno este momento de alegría entera.

¿Acaso es posible que con sólo una mirada
apresurada y con un par de palabras
logres conquistar mi corazón, dulce dríada?
Venciste en él; yo caí rendido ante ti, de rodillas.

Ahora me tortura esa duda omnipresente,
renovándome y matándome en un mismo instante.
¿Es un sueño posible que tú, dueña de mi alma, de mi mente,
zambullida en mi mirada tiernamente incandescente,
caigas en la cuenta de lo que yo siento por ti?

Acepta el menos hoy mi regalo, mi tributo.
Bendíceme con una sonrisa, ¡te lo ruego!
¡Oh!, pequeña mía, mírame...escucha mi silencio.

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