Resurgimiento

En la España del siglo XVIII se había practicado una política de represión contra las diferentes culturas que existían en el país. Lenguas como el catalán y el gallego vivieron ocultas por años, en peligro de extinción casi. Sin embargo, en el siglo XIX, se dio un resurgimiento de la autonomía, por decirlo de alguna manera, de estas regiones, tanto literariamente como en la política, historia y cultura. En Cataluña, por ejemplo, a este periodo se le conoce como "Renaixença". En Galicia, es el "Rexurdimento", o resurgimiento. 


Uno de los máximos exponentes del Rexurdimento es la poeta Rosalía Castro de Murguía (1837-1885). La mayor parte de sus poemas fueron escritos en gallego, pero también hizo varios en castellano. Unos días antes de Navidad, me regalaron un libro de poemas escrito por ella, llamado "En las orillas del Sar". Me encantaron los poemas. A lo largo de todo el libro, pude percibir una cierta tristeza, como un poco de decepción, pero eso no le quita nada de la belleza que tiene la poesía. Les voy a dejar uno de los que más me ha gustado, esperando que lo disfruten. 


Era apacible el día
Y templado el ambiente, 
Y llovía, llovía,
Callada y mansamente;
Y mientras silenciosa
Lloraba yo y gemía,
Mi niño, tierna rosa,
Durmiendo se moría
Al huir de este mundo, ¡qué sosiego en su frente!
Al verle yo alejarse, ¡qué borrasca en la mía!


Tierra sobre el cadáver insepulto 
Antes que empiece a corromperse...¡tierra!
Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos,
Bien pronto en los terrones removidos
Verde y pujante crecerá la yerba.


¿Qué andáis buscando en torno de las tumbas,
Torvo el mirar, nublado el pensamiento?
¡No os ocupéis de lo que al polvo vuelve!...
Jamás el que descansa en el sepulcro
Ha de tornar a amaros ni a ofenderos.


¡Jamás! ¿Es verdad que todo
para siempre acabó ya?
No; no puede acabar lo que es eterno,
Ni puede tener fin la inmensidad.


Tú te fuiste por siempre; mas mi alma
Te espera aún con amoroso afán, 
Y vendrás o iré yo, bien de mi vida,
Allí donde nos hemos de encontrar.


Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
Que no morirá jamás,
Y que Dios, porque es justo y porque es bueno,
A desunir ya nunca volverá.
En el cielo, en la tierra, en lo insondable
Yo te hallaré y me hallarás. 

No; no puede acabar lo que es eterno,
Ni puede tener fin la inmensidad.


-Mas...es verdad,- ha partido,
Para nunca más tornar.
Nada hay eterno para el hombre, huésped
De un día en este mundo terrenal,
En donde nace, vive y al fin muere,
Cual todo nace, vive y muere acá.






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