Hoy escribo sobre un tema delicado: la independencia de Catalunya. Y no hay mejor día para hacerlo que hoy. Hoy se cumplen 299 años de aquel día de 1714 en el que cayó Barcelona en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión. Eso costó no sólo cientos de vidas, sino también la abolición de las instituciones catalanas, que se remontaban a 1192 y habían sido, sobre todo durante la Edad Media, un ejemplo de democracia. Podría decir mucho sobre las Cortes y las demás razones históricas que validarían (desde mi punto de vista) la independencia de Catalunya. También se ha hablado de razones políticas y económicas, se ha analizado cómo sería la entrada de Catalunya como Estado a un orden global que incluye organismos internacionales como la Unión Europea o la ONU. Pero creo que de eso ya se ha hablado bastante (aunque, si alguien está interesado, puede leer muchos libros o ver el excelente documental de TV3 titulado "Adéu, Espanya!", por ejemplo). Yo quiero resaltar una perspectiva poco usual sobre este tema. Y para hacerlo, me basaré en las palabras que pronunció el cantautor catalán Lluís Llach en un concierto en Verges, su pueblo natal, en 2007.
"El nacionalismo," dice Llach (claro, hablaba en catalán), "es sobre todo una teoría, una praxis de liberación colectiva ejercida por cientos de pueblos, documentada tras cientos de filosofías...que habla de que hay muchos seres humanos que quieren que su pueblo sea libre, para que los seres humanos que existen en él puedan ser libres también. Es tan sencillo como eso." Y creo que es cierto. A veces se politizan en exceso estos nacionalismos modernos, pero el centro de todo debe ser la libertad del individuo y su realización personal. El ser humano no es un ser que viva en soledad, sino que lo hace en sociedad. Y la "conciencia colectiva" de su sociedad puede generar ciertos sentimientos en el individuo. Una sociedad oprimida genera individuos oprimidos. Lógicamente, Catalunya no se encuentra bajo la misma opresión que en 1714 o en los años de la dictadura franquista, en los que hablar en catalán u ondear una "senyera" podía tener consecuencias fatales. Al contrario: probablemente, desde 1714 este sea el momento de más libertad. Pero los hombres no somos seres a los que nos guste vivir a medias tintas. Aspiramos a todo. Y la mayor libertad personal se puede obtener con mayor facilidad en una sociedad que se sienta libre.
"Yo me he pasado años defendiendo banderas porque estaban prohibidas, símbolos, patrias, porque estaban en dificultad...y quizá también ahora, ¿no? Pero todas estas cosas nada más tienen sentido cuando le sirven al ser humano, si no, la verdad es que me da igual." Tiene toda la razón, ¿no? ¿De qué sirve defender la "senyera" y hasta el catalán si se hace con ánimos de destruir, de dividir, y no de poner todo eso que crea a una nación al servicio de cada ciudadano, de cada ser humano.
"El nacionalismo sólo tiene credibilidad cuando pone en el centro de todo al ser humano," continúa Llach. Parece un poco repetitivo, pero vale la pena insistir y decirlo ahora de una manera más directa, que penetra mucho más. "El nuestro es un nacionalismo que ha tenido al ciudadano como pretensión final. Es un nacionalismo que no tiene nada que ver con esos nacionalismos que a lo largo de la historia han dado lugar a fascismos espantosos, y que no queremos de ninguna manera como compañeros de viaje." Y considero que eso se ha demostrado, y que precisamente la prueba más grande está en el día de hoy. Hoy, más de un millón y medio de catalanes (según las cifras más conservadoras, 1,600,000) se manifestaban pacíficamente a lo largo de 400 kilómetros, unidos de las manos, pidiéndo solamente que se respete el derecho de un pueblo a decidir y a ser libres. Mientras, unos fanáticos enmascarados entraron a la delegación de la Generalitat en Madrid con gases lacrimógenos y se dedicaron a golpear a la gente que estaba ahí. Aquí sí, las palabras sobran...
Podría hablar mucho más sobre el tema, y lo haré. Pero hoy, 11 de septiembre de 2013, quiero unirme en el alma a esos catalanes que se unieron en la Via Catalana para defender su libertad. Quiero pedirles a mis lectores que dejemos a un lado la política, la economía, y hasta la historia y el fútbol. No les pido que apoyen la independencia de Catalunya...sólo les pido que la vean con ojos catalanes, con unos ojos quizá un poco idealistas, pero que sólo desean poner al centro de un nuevo país al ser humano y a su libertad. Simplemente por ese ideal de una nueva patria, estoy orgulloso de decir: "Visca Catalunya lliure!"
"El nacionalismo," dice Llach (claro, hablaba en catalán), "es sobre todo una teoría, una praxis de liberación colectiva ejercida por cientos de pueblos, documentada tras cientos de filosofías...que habla de que hay muchos seres humanos que quieren que su pueblo sea libre, para que los seres humanos que existen en él puedan ser libres también. Es tan sencillo como eso." Y creo que es cierto. A veces se politizan en exceso estos nacionalismos modernos, pero el centro de todo debe ser la libertad del individuo y su realización personal. El ser humano no es un ser que viva en soledad, sino que lo hace en sociedad. Y la "conciencia colectiva" de su sociedad puede generar ciertos sentimientos en el individuo. Una sociedad oprimida genera individuos oprimidos. Lógicamente, Catalunya no se encuentra bajo la misma opresión que en 1714 o en los años de la dictadura franquista, en los que hablar en catalán u ondear una "senyera" podía tener consecuencias fatales. Al contrario: probablemente, desde 1714 este sea el momento de más libertad. Pero los hombres no somos seres a los que nos guste vivir a medias tintas. Aspiramos a todo. Y la mayor libertad personal se puede obtener con mayor facilidad en una sociedad que se sienta libre.
"Yo me he pasado años defendiendo banderas porque estaban prohibidas, símbolos, patrias, porque estaban en dificultad...y quizá también ahora, ¿no? Pero todas estas cosas nada más tienen sentido cuando le sirven al ser humano, si no, la verdad es que me da igual." Tiene toda la razón, ¿no? ¿De qué sirve defender la "senyera" y hasta el catalán si se hace con ánimos de destruir, de dividir, y no de poner todo eso que crea a una nación al servicio de cada ciudadano, de cada ser humano.
"El nacionalismo sólo tiene credibilidad cuando pone en el centro de todo al ser humano," continúa Llach. Parece un poco repetitivo, pero vale la pena insistir y decirlo ahora de una manera más directa, que penetra mucho más. "El nuestro es un nacionalismo que ha tenido al ciudadano como pretensión final. Es un nacionalismo que no tiene nada que ver con esos nacionalismos que a lo largo de la historia han dado lugar a fascismos espantosos, y que no queremos de ninguna manera como compañeros de viaje." Y considero que eso se ha demostrado, y que precisamente la prueba más grande está en el día de hoy. Hoy, más de un millón y medio de catalanes (según las cifras más conservadoras, 1,600,000) se manifestaban pacíficamente a lo largo de 400 kilómetros, unidos de las manos, pidiéndo solamente que se respete el derecho de un pueblo a decidir y a ser libres. Mientras, unos fanáticos enmascarados entraron a la delegación de la Generalitat en Madrid con gases lacrimógenos y se dedicaron a golpear a la gente que estaba ahí. Aquí sí, las palabras sobran...
Podría hablar mucho más sobre el tema, y lo haré. Pero hoy, 11 de septiembre de 2013, quiero unirme en el alma a esos catalanes que se unieron en la Via Catalana para defender su libertad. Quiero pedirles a mis lectores que dejemos a un lado la política, la economía, y hasta la historia y el fútbol. No les pido que apoyen la independencia de Catalunya...sólo les pido que la vean con ojos catalanes, con unos ojos quizá un poco idealistas, pero que sólo desean poner al centro de un nuevo país al ser humano y a su libertad. Simplemente por ese ideal de una nueva patria, estoy orgulloso de decir: "Visca Catalunya lliure!"
¡Bravo, Apolo, digo, Santi! Como siempre. ¿Podrías darme tu correo electrónico? Me gustaría mucho escribirte algunas cosas que no quiero publicar aquí. ¿Por favor?
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Claro que sí, mi correo es: santi.abella.5@gmail.com.
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