Eco de tu respiración

Enmudece la creación infinita
cuando tu respiras, vida mía,
pues cada suspiro, cada palabra tácita,
es en realidad la más bella sinfonía.


Guarda silencio la humanidad 
entera ante el sonido de tu voz,
¡voz reminiscente de la divinidad!,
y ante ti se admira, pues es veloz


el reconocimiento de esa hermosura,
de la perfección de los rincones de tu alma,
de la elegancia de la comisura
de tus labios, ¡la belleza de tu sonrisa en calma!


Callo yo ante ti, embelesado,
porque solo tú le das sentido 
a una vida que a veces el mundo ha pisoteado,
a un suspiro, a un llanto y a un gemido.


Beso tu mano, y eso le da alegría
a una existencia en ocasiones oscura.
Digo tu nombre despacio, niña mía,
y el mundo se acaba, con su amargura


y su tristeza, y quedamos solos
tú y yo, y eso me basta para la eternidad.
El mundo se acaba y quedamos solos,
mirando juntos hacia la eternidad.

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