El Camino de los Peregrinos

La semana pasada fui a México D.F. A lo largo de una larga carretera (que se hace corta si se escucha buena música y si se admira el paisaje a lo largo del camino), iba dejando atrás a caravanas de hombres que caminaban o iban en bicicleta con una imagen de la Virgen de Guadalupe sobre sus hombros. Hacía frío. Si yo llevaba dos horas de camino, ellos llevarían unas cuatro, por lo menos. Yo iba sentado, ellos caminaban con Dios sabrá cuántos kilos sobre la espalda. Y sin embargo, en los sudorosos rostros marcados por gestos de esfuerzo y cansancio, se dibujaba una sonrisa.


Hace 480 años, la Virgen María se le apareció a Juan Diego en el Tepeyac. No, esto no es un dogma de fe: ni siquiera los que somos católicos estamos obligados a creerlo. Muchos creen, por ejemplo, que fue un invento de los españoles para unir la devoción a la Virgen María con el culto a la deidad femenina mexica Tonantzin y lograr que los indígenas se adhirieran a la fe que ellos predicaban. Quienes creen en las apariciones, dicen que la Virgen se le apareció a Juan Diego en varias ocasiones. Le dejó un mensaje de paz y de esperanza. Realizó varios milagros: las rosas en invierno, la curación de su tío y, finalmente, su imagen en el ayate de Juan Diego. Esta imagen en sí es impresionante; después de muchos análisis, los investigadores se siguen maravillando ante los prodigios que contiene. Está llena de simbolismos indígenas, y es casi incomprensible la manera en la que está "dibujada" y el detalle que tiene. En fin, cada uno es libre de creerlo. Yo, personalmente, creo en las apariciones de la Virgen. Creo en los milagros. Pienso que sí, que quizá fue un intento para lograr unión o para ganar adeptos a la fe...pero no del virrey o de Fray Juan de Zumárraga, sino de Dios. ¡Y vaya que ha dado fruto!


La Virgen de Guadalupe es uno de los símbolos más grandes y hermosos de la nación mexicana. Millones de peregrinos la visitan cada año, haciendo esfuerzos sobrehumanos como los que describía al inicio. Infinidad de personas se arrodillan frente a su imagen. Muchos le hemos hecho promesas y le hemos pedido su ayuda. Y fuera de las pequeñas historias privadas que miles de mexicanos y de gente alrededor del mundo pueda tener con la Virgen, yo pienso que todos los años ella le hace a México un gran milagro.


En la entrada en la que hablé sobre el Teletón dije que una de las grandes obras que éste hace es unir a México en torno a un ideal. Este mismo milagro nos da la Virgen. Hoy, 12 de diciembre, día en el que la festejamos, millones de mexicanos han rezado unidos por una mejor patria. Millones han orado por justicia, por paz y por esperanza. Millones han suplicado para que sea el Amor la fuerza que rija al mundo. Y yo pienso que, al menos durante esos segundos en los que millones cerraron los ojos y alzaron las cabezas al cielo, el Amor se hizo presente entre nosotros. Cuando millones de manos, suaves e infantiles o arrugadas por el tiempo y la experiencia, se elevaron, tuvimos unos segundos de paz. 


Cuando todos los peregrinos llegaron a su meta y descansaron su cuerpo y su espíritu frente a la imagen de la Virgen, nos dieron una prueba más de que al Amor es lo único que puede unirnos de verdad. Nos dieron una prueba más de que el Amor es lo único que puede cambiar el mundo.

Comentarios

  1. wowowowowowoowowowowow LOBATOOOOOO, de verdad me impresionas !! Nunca dude de ti y se que vas a lllegar muy lejos !! Te quiero Santi !

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  2. Lobata, muchas gracias! Jajajajaja, es gracias a este tipo de cosas que sigo encontrándole sentido a lo que hago.

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