Sentado ante mi escritorio, con la débil luz de una lámpara iluminando tenuemente la habitación, abrí con cuidado mi libreta. Sentí con las yemas de los dedos la suavidad de sus páginas y, cerrando los ojos, la acerqué a mi rostro para que el penetrante olor a cuero de su exterior inundara mi olfato. Sin abrir los ojos, suspiré profundamente y me llevé las manos a la cara. Dejé que pasaran unos segundos, y luego, ya con los ojos abiertos, tomé una pluma de las muchas que yacían inmóviles sobre la pulida superficie de madera del escritorio. Miré hacia el techo y suspiré de nuevo. Bajé la vista y apoyé la pluma sobre el papel...
Nada. Ni una palabra quiso salir de la pluma. Simplemente, no pude. Exprimí mi mente para que vertiera algunas letras, les rogué a las musas por un soplo de inspiración...
"Este suspiro que exhala la noche
es ya un suspiro que se ha perdido
en el tiempo, sólo uno más en el derroche
de ilusiones de los que hemos vivido."
No, no es bueno...nada bueno. Intenté cambiar las palabras, modificar su orden...experimenté con más rimas...cavé hasta los rincones más profundos de mi cerebro para intentar expresar algo, ¡lo que fuera! Y nada. Silencio. Oscuridad. Impasible como un muro era el vacío que se abría ante mí. Ni una sola gota de inspiración.
Hay momentos en la vida en los que simplemente no hay, ¡no hay inspiración! Y no lo digo simplemente por estos mis delirios de escritor (aunque también), sino que, no sé...hay veces en las que uno se siente como derrotado, vencido, cansado. Por más duro que se intente, el sentido de esa vida que uno creía tener firmemente comprendido y asimilado se escapa de nuestras manos, se escurre como agua, como arena entre los dedos. Las eternas preguntas de la vida rondan nuestras cabezas y no podemos encontrarles respuesta. "¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión...una sombra, una ficción." En resumen, absolutamente nada comprensible. Es desesperante. ¿Por qué, si antes podía escribir sin cansarme durante horas me cuesta ahora tejer un verso? ¿Por qué, si antes veía el sentido de mi vida más claro que el agua ahora todo se esconde tras una maraña de incertidumbre, por qué un velo de negrura cubre mis ojos? ¿Por qué? ¿Dónde ha quedado todo...?
Nada. Ni una palabra quiso salir de la pluma. Simplemente, no pude. Exprimí mi mente para que vertiera algunas letras, les rogué a las musas por un soplo de inspiración...
"Este suspiro que exhala la noche
es ya un suspiro que se ha perdido
en el tiempo, sólo uno más en el derroche
de ilusiones de los que hemos vivido."
No, no es bueno...nada bueno. Intenté cambiar las palabras, modificar su orden...experimenté con más rimas...cavé hasta los rincones más profundos de mi cerebro para intentar expresar algo, ¡lo que fuera! Y nada. Silencio. Oscuridad. Impasible como un muro era el vacío que se abría ante mí. Ni una sola gota de inspiración.
Hay momentos en la vida en los que simplemente no hay, ¡no hay inspiración! Y no lo digo simplemente por estos mis delirios de escritor (aunque también), sino que, no sé...hay veces en las que uno se siente como derrotado, vencido, cansado. Por más duro que se intente, el sentido de esa vida que uno creía tener firmemente comprendido y asimilado se escapa de nuestras manos, se escurre como agua, como arena entre los dedos. Las eternas preguntas de la vida rondan nuestras cabezas y no podemos encontrarles respuesta. "¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión...una sombra, una ficción." En resumen, absolutamente nada comprensible. Es desesperante. ¿Por qué, si antes podía escribir sin cansarme durante horas me cuesta ahora tejer un verso? ¿Por qué, si antes veía el sentido de mi vida más claro que el agua ahora todo se esconde tras una maraña de incertidumbre, por qué un velo de negrura cubre mis ojos? ¿Por qué? ¿Dónde ha quedado todo...?
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