Al Rey de reyes

¡Observen al Rey de reyes en la cruz!
Contemplen su sufrimiento, el más atroz,
Que ya ha despojado al Señor de su voz
Y que del cielo ha nublado toda luz.

¿Quién no lloraría al ver a mi Jesús
Que, antaño en la majestad de un torogoz,
Hoy gime, y lanzando un suspiro veloz,
Se entrega por los pecados y lapsus?

A millones su amor los invadía,
Pero a otros, cuya razón es corta,
Su gran amor ni una flama encendía.

Su gran tristeza mi alma no soporta,
Porque al ver a tanta gente cada día
Me pregunto si acaso les importa.

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