Una Pizca de Ideal

El mundo cambia constantemente. Ese cambio lo constatamos en los valles y en las montañas, en los mares y en los ríos; vemos que el día le da lugar a la noche, y viceversa, y que el invierno abdica a su trono en favor de una nueva primavera. Los bosques se nutren de semillas que se transforman en árboles inmensos, los continentes se mueven lentamente…La población mundial crece incesantemente, y los bebés crecen para convertirse en niños, y luego, en jóvenes…

Pero he ahí que comienzan los problemas: en la juventud. Y es que la juventud es la columna vertebral del mundo. No son solamente su futuro; también son su presente. De nosotros los jóvenes depende el rumbo de la sociedad. Hemos (haciendo una generalización que puede parecer casi ofensiva) decaído y dado paso a una sociedad que, como dice Víctor Manuel en una canción, “es un buen proyecto para el mal”. Nos han llenado la mente con cosas falsas, y nos hemos olvidado de cosas que permanecen inamovibles en nuestro espíritu pero que han sido silenciadas por la superficialidad exterior. Por que por lo menos yo pienso que sí hay cosas que son eternas, que nunca cambian. Existe una Verdad, un bien absoluto…y el mundo quiere que no nos percatemos de ello.

“Quid est veritas?” se preguntó un individuo hace casi dos mil años. Y tenía enfrente de su cara a la Verdad. No es extraño, pues, que nosotros nos hagamos la misma pregunta y que algunos terminen más perdidos que aquel pobre hombre. A nosotros los jóvenes nos toca formarnos, ser fieles, y mantenernos en un buen camino para encontrar esta Verdad y luego poder mostrarla. ¿Cómo? Creo que uno de mis escritores favoritos, José Luis Martín Vigil, tiene la clave. En su libro “Doce Indeseables” escribió:

"No privéis a vuestra iniciación de un gramo de poesía, un comino de ilusión y una pizca de ideal."

Y, ¿qué son poesía, ilusión e ideal?

La poesía representa, en mi opinión, la cultura que hace falta en muchos de los jóvenes modernos. Es triste que muchas personas no conozcan al Quijote, que no sepan dónde queda Arabia Saudita y que no puedan llegar a leer 20 páginas de un buen libro sin decir que es aburrido. La cultura te lleva a conocer mundos perdidos y ya inexistentes, a cambiar maneras de pensar, a ampliar tus horizontes y a aceptar ideas diferentes. Para ser más prácticos, te lleva a poder hablar y escribir bien, y a no generar textos irrisorios en ensayos del colegio o en peticiones de trabajo. Muchos desaprovechan la oportunidad que tenemos ahora, con toneladas de información y medios de comunicación igual de rápidos que la luz, para conocer. Alguna vez leí que siempre es peligroso ser un poco erudito, pero pienso que es mucho más peligroso no tener ni idea de quién escribió la Ilíada y la Odisea y no poder ubicar a Turquía en un mapa. Es una aventura y un compromiso, pero vale la pena.

La ilusión es la capacidad de estar abiertos al cambio. Es la esperanza, la confianza. “Tonto el hombre que confía en el hombre”, me dijo una vez un amigo como en plan de broma. Pero yo replantearía esa frase, diciendo que el hombre que no confía en el hombre es el tonto. ¿Acaso es más sensato confiar en nuestras débiles “fuerzas” a esperar que podamos ser sostenidos por muchos brazos cuando caemos? Por otra parte, todos sabemos que, aunque deberíamos poder aprender de los consejos de otros, la vida acaba siendo la mejor maestra. La vida siempre tiene giros inesperados que nos abofetean y nos traen de vuelta a una realidad que no siempre nos gusta. Pero, aunque no nos guste, esos giros siempre son para nuestro bien. La ilusión nos lleva a aceptar lo que yo llamo voluntad de Dios (aunque cada uno está en libertad de llamarlo como mejor le parezca). A aceptar el cambio…y a estar dispuestos a cambiar. A tener esperanza en Dios y en los hombres.

Ahora lo más difícil, pero también lo más importante: el ideal. Tener un ideal, en mi opinión, no es lo mismo que un sueño. Un sueño es algo un tanto abstracto, como para escapar la realidad. Puede ser muy hermoso pero no es concreto. Vivir de sueños es como vivir de aire. Es irreal y es ilógico vivir en la espera de que lo que queremos se haga por ósmosis, o que por nuestra cara bonita vayamos a lograr nuestros objetivos, sin lucha, sin cruz y sin siquiera tener bien definido qué es lo que buscamos. Un ideal, en cambio…un ideal es la razón por la cual luchamos en la vida. Es algo que nos apasiona y nos aprisiona, que nos llena el alma de fuego y es algo por lo cual daríamos la vida sin titubear. Un ideal es tangible, porque inspira en la persona la voluntad de vivir. Es como una utopía, pero una utopía basada en la coherencia con la Verdad eterna. Es la utopía de familia, de amor…en cierto punto de nuestra vida, nuestros ideales se encarnan en personas, y es por ellas por las que luchamos y por las que llevamos nuestra cruz con alegría. Desde luego que nuestro máximo ideal (en mi caso, al menos) es Dios; es Él quien nos inspira los demás ideales y quien nos da ultimadamente la fuerza para alcanzarlos. Se necesita mucha madurez para poder personificar nuestros ideales, pero al alcanzar esta madurez llegamos a ser enteramente felices en la vida.

Jóvenes, ¡somos el futuro y el presente de este mundo! No dejemos que esta maravillosa etapa pase sin poesía, sin ilusión y sin ideales. Armémonos de valor, y tomemos el compromiso de no sólo estar en esta vida, sino de poder ser plenamente y vivir de acuerdo con la Verdad.

Comentarios

  1. Excelente Mike, a ver si ahora si aparece el comentario, ADVV

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  2. Santi me encanta lo que escribes por que además tienes toda la razón del mundo. Aprovecho para desearte una Feliz Navidad i un próspero Año Nuevo!!

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  3. me gusto mucho we! y tienes razon en todo... felicidades

    Andres Baron

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